jueves, 17 de febrero de 2011

PROFECIAS VARIAS SOBRE 2012


Según San Malaquías, después de Juan Pablo II sólo habrán dos Papas más en la Iglesia Católica.
La profecía de los Papas, atribuida a San Malaquías, anuncia que se acerca el final de la dinastía papal. El próximo Papa será el número 111 y puede ser el último.
Un Papa huyendo de Roma
Además de San Malaquías, muchos otros han predecido el fin de las dinastías papales. En concreto, hay mucha literatura sobre el tema del Papa, huyendo o cautivo, pero siempre lejos de Roma. Nostradamus fue uno de ellos, pero hubo muchos más:

Jeane Dixon, que ya predijo una alianza entre EEUU y Rusia para luchar contra China, también dijo que hacia finales de siglo un Papa será herido. Y otro morirá asesinado hallándose lejos de Roma. A partir de tal hecho, la Iglesia tendrá un tipo de gobierno distinto al Papado. Lo mismo anticipa el tercer secreto de Fátima recientemente revelado.

Juan de Vatigueiro , en el siglo XIII, predijo que cuando el mundo se encuentre perturbado el Papa cambiará de residencia, y durante 25 meses no habrá ningún gobierno ni Papa en la Iglesia de Roma.

Juan de Rocapartida, 100 años después, profetizó que al acercarse el fin del mundo, el papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas circunstancias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos. El Papa sufrirá una cruel muerte en el exilio.

Nicolás de Fluh, en el siglo XV, previó que llegaría un tiempo en el que la Iglesia quedaría desolada, sin Pedro ni sus sucesores.

Helen Wallraf, vidente, declaró el siglo pasado que llegaría el día en que el Papa huya de Roma con la sola compañía de cuatro cardenales.

Anna Katerina Emmerick vio al Papa huyendo, débil y agotado por los muchos pesares y tribulaciones y al Vaticano quemado hasta los cimientos.

Don Bosco, mistico, advirtió al Papa Pío IX de que llegará un día en que una luz brillante resplandecerá en el cielo, en pleno fragor de una batalla. En ese instante, el Papa y sus servidores abandonarán el Vaticano pasando por una plaza cubierta de muertos y heridos. Todo el país sufrirá una gran pérdida de población y la tierra se agitará como arrasada por un huracán y caerá un fuerte pedrisco. Durante doscientos amaneceres, el papa y su séquito vagarán por tierras extranjeras.

Pio X tuvo una visión similar en 1909. Durante una audiencia, el Papa se desmayó y, al recobrar el conocimiento, dijo que llegaría un día en el que el Papa abandonará Roma y será transportado, enfermo, por encima de los cadáveres de sus cardenales

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